Mendoza no solo es sinónimo de sol y viñedos, también se transforma en un escenario mágico durante el invierno. Entre junio y septiembre, la provincia se viste de blanco en sus montañas y regala paisajes que parecen salidos de una postal. Es la época donde la nieve se convierte en protagonista y los visitantes encuentran actividades para todos los gustos: desde descensos vertiginosos en esquí hasta baños termales rodeados de montañas nevadas, pasando por degustaciones de vino, chocolate artesanal y paseos culturales en la ciudad. Si estás pensando en viajar en esta temporada, te contamos todo lo que no te podés perder para vivir Mendoza al máximo.
El invierno en Mendoza se caracteriza por sus días fríos, aunque en general son soleados gracias al clima seco de la región. En el llano, las temperaturas suelen variar entre los 2 °C y los 15 °C, mientras que en la alta montaña los valores bajan mucho más y las nevadas son frecuentes, creando paisajes de ensueño. El sol, incluso en los días más fríos, es intenso, por lo que es fundamental llevar protector solar y gafas. El secreto para disfrutar sin pasar frío es vestirse en capas: una camiseta térmica, abrigo intermedio y una buena campera impermeable serán tus mejores aliados. Así, podés aprovechar tanto las actividades al aire libre en la ciudad como las aventuras en la montaña.
Mendoza cuenta con cuatro centros de ski que se adaptan a todos los gustos y estilos de viajeros: Penitentes, ubicado a 170 km de la capital, es el clásico de la cordillera con más de 25 pistas de distintos niveles y vistas espectaculares de los Andes; Los Puquios, a 180 km, se destaca por su ambiente familiar y tranquilo, ideal para quienes buscan aprender a esquiar o divertirse con actividades como trineos, raquetas y motos de nieve; Las Leñas, el gigante de Malargüe a 450 km de la ciudad, es uno de los complejos más importantes de Sudamérica, con pistas para todos los niveles, descensos fuera de pista y una infraestructura hotelera y gastronómica de primer nivel; mientras que Vallecitos, el más cercano a solo 80 km de Mendoza capital, ofrece un entorno más sereno, con pistas de distintos niveles y paisajes impresionantes que lo convierten en un refugio perfecto para quienes desean disfrutar de la nieve sin multitudes. Cada uno de estos destinos tiene su encanto particular y juntos conforman una propuesta inigualable para vivir la magia del invierno mendocino.
📃 Notas relacionadas:
• ¿Dónde esquiar en Mendoza?
La Ruta Nacional 7 es uno de los recorridos más espectaculares en invierno. Atravesar este camino significa adentrarse en la Cordillera de los Andes y disfrutar de paisajes cubiertos de nieve que cambian a cada curva. Entre las paradas imperdibles están el Puente del Inca, una formación natural teñida de colores ocres y amarillos; el Parque Provincial Aconcagua, desde donde se puede admirar el cerro más alto de América en el mirador de la laguna de Horcones; y el encantador pueblo de Uspallata, que sorprende con su tranquilidad y paisajes de montaña. El recorrido también pasa por pequeñas localidades y túneles que hacen del trayecto una experiencia en sí misma. Eso sí, en invierno es clave consultar el estado del camino, llevar cadenas y estar atentos a las indicaciones de Gendarmería, ya que las nevadas pueden cortar el paso hacia Chile.
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📃 Notas relacionadas:
• Ruta 7: Guía completa
• Qué hacer en Uspallata
Aunque el invierno es la temporada de poda en los viñedos, la Ruta del Vino sigue siendo uno de los mayores atractivos turísticos de Mendoza. Las bodegas permanecen abiertas al público y ofrecen experiencias que combinan recorridos guiados, catas de vinos y almuerzos gourmet con vista a los viñedos. Es el momento perfecto para descubrir cómo se prepara la vid para el próximo ciclo productivo y aprender detalles que muchas veces pasan desapercibidos en épocas de vendimia. Además, nada mejor que disfrutar una copa de Malbec junto a una chimenea encendida o degustar un menú maridado con vinos locales en medio del frío. La gastronomía mendocina, con sus carnes asadas, guisos y sopas calientes, completa la experiencia enoturística de invierno.
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📃 Notas relacionadas:
• Ruta del Vino en Mendoza: las mejores zonas y bodegas
Si buscás un plan de relax, las termas de Mendoza son un refugio ideal. Las más populares son las Termas de Cacheuta, a solo 40 minutos de la capital, famosas por sus piletas de piedra al aire libre con aguas termales que alcanzan los 40 °C, rodeadas de montañas nevadas. La postal es inolvidable: flotar en agua caliente mientras la nieve cubre los picos alrededor.
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📃 Notas relacionadas:
• Qué hacer en Cacheuta
En invierno, Mendoza conquista también a los golosos con sus chocolaterías artesanales. A lo largo de la ciudad y en pueblos turísticos cercanos, podés encontrar fábricas y casas de té que ofrecen degustaciones de chocolates en distintas variedades, bombones rellenos, alfajores y turrones. El recorrido por chocolaterías es especialmente atractivo para familias con niños, ya que muchas de ellas muestran el proceso de elaboración y permiten probar los productos recién hechos. Y por supuesto, no puede faltar la clásica taza de chocolate caliente, que se disfruta aún más en una tarde fría mendocina. Este plan es una forma deliciosa de descubrir otra faceta de la gastronomía local más allá del vino.
Aunque sea invierno, Mendoza mantiene su encanto en los espacios verdes que rodean la ciudad. El Parque General San Martín es el pulmón verde más grande, con más de 400 hectáreas de senderos, monumentos y miradores. La Plaza Independencia, en el corazón de la capital, se llena de vida con ferias de artesanos y espectáculos callejeros, mientras que plazas como España, Italia, Chile y San Martín ofrecen rincones con fuentes, esculturas y bancos ideales para disfrutar del sol suave de invierno. Son lugares perfectos para una caminata relajada, tomar mate o simplemente contemplar la vida urbana desde otro ángulo.
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Si las temperaturas bajan demasiado, Mendoza también tiene opciones para disfrutar puertas adentro. Los shoppings como el Mendoza Shopping, Palmares Open Mall y La Barraca Mall ofrecen un mix de compras, gastronomía y cine. Los casinos de la ciudad atraen a quienes buscan entretenimiento nocturno, mientras que los más chicos pueden divertirse en espacios como Neverland o Central Park, con juegos mecánicos y electrónicos. Estos lugares son la alternativa perfecta para pasar el día sin preocuparse por el frío y combinan muy bien con una tarde de café o chocolate caliente.
El invierno en Mendoza es una temporada que sorprende por su diversidad. En una misma estadía podés esquiar en la nieve, relajarte en aguas termales, recorrer bodegas, probar chocolates artesanales, caminar por parques urbanos y hasta pasar la tarde en un shopping. La combinación de naturaleza, gastronomía, cultura y relax convierte a esta provincia en un destino perfecto para todos los viajeros, sin importar la edad o los intereses. Mendoza demuestra que no es solo tierra de verano: en invierno despliega un encanto único que invita a descubrirla de una manera diferente, siempre rodeado de paisajes inolvidables.
10/09/2025 – 16:15 p.m
Por Abril de Sanrafaeleando
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